Tres aniversarios
Hoy se cumplen tres aniversarios diferentes sobre los que tengo algo para decir. Vayamos cronológicamente.
Aniversario I: Mentirosa
En abstracto, la muerte de Sarmiento es un evento feliz. Cuanto más hubiera durado, más daño habría hecho ese hijo de puta. En realidad, ese encarnador de hijoputeces. Sin embargo, cuando uno lo piensa un poco más la cosa toma otro cariz. La muerte de Sarmiento también es un elemento más para cagarnos a todos. Como un arma desde la tumba, coda año es aprovechada por los maestros primarios para adoctrinarnos sobre lo bueno que era este hombre, lo buena que es la escuela (así nomás, acríticamente por completo) y demás porquerías. Sarmiento fue un buen escritor, si es que algo bueno hemos de decir aquí. Más allá de eso es una figura que encarna, junto con muchos otros, una de las etapas más tristes de nuestro país. Fue la construcción del gigantesco aparato extractor (y "exportador", por así decir) de renta de la tierra, que nos dejó fuera de la producción industrial para siempre y por lo tanto fuera de la cabeza del desarrollo de las fuerzas productivas de la humanidad.
Aniversario II: ¡Tengo un pedo, Salvador!
La situación de Chile en los setentas tiene un contenido sentimental para mí. Pero tratemos de verla un poco seriamente. Como muchos otros procesos pretendida(honesta)mente revolucionarios, su mayor debilidad (y su mayor fuerza, a la vez) era la falta de una comprensión cabal de sí mismos. De sus propios papeles históricos. Como cualquier revolución "socialista" de un país (al igual que la URSS, por caso) se trata de centralizar el capital dentro de una nación, para aumentar la capacidad productiva y competir en el mercado mundial. Y, de paso, generar las condiciones de vida de los trabajadores de un país que hace eso. El problema es que esas revoluciones sólo parecen poder hacerse inconscientemente, en el sentido de que quienes las hacen (líderes y masas) necesitan verse a sí mismos como haciendo el comunismo sin más, cuando, en todo caso, lo que están haciendo es un paso más hacia allí. En Chile, el problema fue todavía más grave. A diferencia de los otros procesos (Argentina, Uruguay, Centroamérica, Perú) en Chile surgió la conciencia de que era posible hacerlo de una manera "democrática", lo que en los hechos significa que con unas reglas hechas para establecer la propiedad privada (y en el contexto de un capitalismo penetrado de un país de mierda) es posible expropiar y centralizar. Es como negar el hecho de que por ahora en el mundo todo es conflicto (y conflicto quiere decir que valen todas las armas) y tratar de hacerlo "pacíficamente". Con la paradoja de que eso desemboca en una masacre. Entiéndase que no pretendo responsabilizar a nadie de manera personal ni simplificar todo este sangriento devenir. Sé que había quién decía más o menos lo que yo en esos tiempos y que la posibilidad de encontrar un camino menos cruento era demasiado para no intentarla. Pero hoy hay que aceptar la historia como fue. Un comentario final para la figura de Salvador Allende. No hay nada más noble ni más heroico, me parece, que aceptar lo que uno encarna, lo que uno personifica, se venga lo que se venga. ¡Para eso estamos aquí!
Aniversario III: Las dos torres.
¡Qué pensar de una cosa como esa! Obviando lo políticamente correcto (que nunca acierta) hay que tratar de verlo más fríamente. Mirándolo abstractamente, ver a un montón de oficinistas deprevenidos morirse todos juntos es impresionante. Por otra parte, yo no sé si será la distancia o que la cultura del cine y la tele ya me curtieron pero yo lo viví medio como un espectáculo, medio insensiblemente. De hecho hace unos días los chechenos mandaron una bastante más grosa y no dijimos nada. Ahora, si lo que separa a una y otra "tragedia" es dónde fueron, o quiénes las hicieron o qué símbolos se sintieron conmovidos, esas cosas avanzan en que me parezca un hecho algo más feliz. En el fondo todas estos eventos nos muestran lo mierda que es la vida en el mundo hoy. Si apagamos la tele, si nos callamos un cacho, vamos a ver que esa mierda está en nuestras propias vidas de una u otra manera sin necesidad de efectos especiales. Te cambio diez de ésas contra quedarme sin laburo o que se muera un amigo. Así que si eso sirvió para que mucha gente dijera "epa, no está todo bien" creo que en ese sentido restringido, me alegro.
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